Poesía contra
el silencio de la violencia
Siendo mujer en América Latina
(Discurso
en el 3er
Festival Internacional de Poesía “Grito
de Mujer”
el 13
de marzo de 2013 en el Instituto
Cervantes de Atenas - Grecia
Texto y traducción de los poemas del español al griego: Elena Stagkouraki
Embajadora del movimiento Mujeres Poetas Internacional (MPI) en Grecia)
Bajo los sonidos de la canción oficial del festival y con
mucha alegría les doy la bienvenida al 3er
Festival Internacional de Poesía “Grito de Mujer” con el tema de la poesía
sobre la violencia hacia las mujeres. El festival, organizado por primera vez
en 2011 en la República Dominicana por el movimiento “Mujeres Poetas
Internacional” (bajo la presidente Jael Uribe) se extendió pronto a toda
Latinoamérica y el mundo. En este movimiento participan mujeres de varias
nacionalidades, juntando su voz, mejor dicho su pluma, para un objetivo común: la
lucha contra la violencia hacia las mujeres en el Sur del continente americano
y por otros lugares.
Este
año (2013), y en la tercera organización del festival, participan 31 países en todo el mundo, entre los que por primera
vez está Grecia, después de la aceptación de nuestra petición a participar y
con el apoyo de la revista literaria “Poeticanet”, como también de la griega “Asociación
de Autores”. El festival de este año está dedicado a Malala Yousafzai de
Pakistán, la candidata de quince años para el premio Nobel de la paz. Todos
conocimos por los medios de información a esta chica, a quien intentaron matar
con una bala en la cabeza simplemente porque apoyaba el derecho de las mujeres a
la educación. Malala solía decir que no le importaba si
tenía que sentarse en el suelo o incluso en la
tierra desnuda, con tal de que ella misma y todas las mujeres de su país pudieran
tener acceso a la educación.
El verso como grito (Mayte Tudea Busto)
Quiero desde mi voz enronquecida,
alentar con la fuerza que en mí brota,
que ninguna esperanza quede rota,
y toda vida sea enaltecida.
Yo miro y mi mirada no es completa,
y mi mano sostiene quebrantada
el papel en que leo ensimismada
mi verso de mujer y de poeta.
Y este poema es grito y es denuncia,
y es dolor, rabia, furia y amargura,
y pretende servir como armadura,
y amparar mis derechos, sin renuncias.
Si la mujer es germen y es substancia,
¿por qué ha de soportar la intolerancia?
alentar con la fuerza que en mí brota,
que ninguna esperanza quede rota,
y toda vida sea enaltecida.
Yo miro y mi mirada no es completa,
y mi mano sostiene quebrantada
el papel en que leo ensimismada
mi verso de mujer y de poeta.
Y este poema es grito y es denuncia,
y es dolor, rabia, furia y amargura,
y pretende servir como armadura,
y amparar mis derechos, sin renuncias.
Si la mujer es germen y es substancia,
¿por qué ha de soportar la intolerancia?
El tema del festival, es decir la violencia hacia las
mujeres, no ha sido escogido por casualidad. Es más, constituye un
problema muy grave y serio tanto en América Latina como en otros países en vías
de desarrollo. Las voces contra esta realidad cruel van aumentando, aunque son silenciadas
de inmediato por oscuras redes de poder, mafias o paramilitares.
La
mujer de la foto se llama Susana Chávez
Castillo y nació
en 1974 en la trágica Ciudad Juárez de México. El por qué caracterizo “trágica”
a esta ciudad lo indicaremos más bajo. Hace dos años encontraron a Susana
Chávez estrangulada con una bolsa negra volteada
en su cabeza y con sus brazos y manos mutilados. ¿Cuál fue su crimen? Escribía.
Ha sido una poetisa consagrada a los derechos de las mujeres, algo que en
México como también en otros países de América Latina, la clasificaba como
activista, agitadora, revolucionaria, o sea, un obstáculo por superar – algo
que al final pasó.
Pero no crean, en Latinoamérica existe justicia. Se
realizaron investigaciones y el caso se aclaró.
La joven que escribía conscientemente a partir de sus once años por el ser
humano y la mujer o, mejor dicho, por la mujer como ser humano, había cometido
–según las autoridades– algunos errores: malas compañías, drogas, salió para
“pasarlo bien” y no hubo ninguna intromisión del crimen organizado. Pues la
relación entre “pasarlo bien”, usar drogas etc. y ser encontrada estrangulada y
mutilada, la dejo a su propio juicio y su evaluación.
Así que Susana Chávez se convirtió con derecho, a
diferencia de muchos seudohéroes en Grecia y otros lugares, en un símbolo y guía
del mencionado movimiento de poetisas, luchando
por los derechos de las mujeres en América Latina. Además, les regaló el lema
que ellas adoptaron: “Ni una más!” El siguiente poema suyo ha sido
desafortunadamente profético:
Sangre nuestra (Susana Chávez Castillo)
Sangre mía,
de alba,
de luna partida,
del silencio.
de roca muerta,
de mujer en cama,
saltando al vacío,
de alba,
de luna partida,
del silencio.
de roca muerta,
de mujer en cama,
saltando al vacío,
Abierta
a la locura.
Sangre clara y definida,
fértil y semilla,
Sangre incomprensible gira,
Sangre liberación de sí misma,
Sangre río de mis cantos,
Mar de mis abismos.
Sangre instante donde nazco adolorida,
Nutrida de mi última presencia.
Sangre clara y definida,
fértil y semilla,
Sangre incomprensible gira,
Sangre liberación de sí misma,
Sangre río de mis cantos,
Mar de mis abismos.
Sangre instante donde nazco adolorida,
Nutrida de mi última presencia.
Semejante
es la historia de Marisela Escobedo, también de México, quien recibió
una bala en la cabeza en 2010 durante su protesta por el asesinato de su hija
dos años atrás. Escobedo había descubierto y nombrado al asesino, quién,
después de admitir el crimen y hasta mostrar el lugar del asesinato, ¡fue declarado
inocente según la decisión de un tribunal! Siguieron muchísimos procesos,
obstáculos, retrasos, denuncias etc. y solamente el año pasado (2012), después
del asesinato de Marisela Escobedo, y por la protesta generalizada que había
surgido, se dio justicia de la manera ya conocida, es decir, con otras balas,
esta vez en la cabeza del asesino.
¿Por qué,
la colombiana Angélica Bello? Bello es otro ejemplo de mujer que luchaba
por los derechos de las mujeres en Colombia, apoyando a las que han caído
víctimas de violación por paramilitares durante los conflictos. Qué
sufrimientos no tuvo de soportar: Fue amenazada. Sus hijas fueron secuestradas
en 2000 y fueron repetidamente violadas por intimidación suya y de su madre. Ella
misma cayó víctima de
violación en 2009. Se vio obligada a cambiar de vivienda repetidamente,
denunció las amenazas que recibía a la policía, en algún momento le dieron
guardaespaldas, pero todo en vano. Nada logró salvarla. El 16 del febrero
pasado (2013) Angélica Bello fue encontrada muerta (mejor dicho, asesinada) en
extrañas circunstancias. Bello solía decir: “Ser mujer y activista de los
derechos humanos en Colombia es como ser kamikaze en Irak.” No podemos, sino
darle la razón.
La una con la otra, las
poetisas comprometidas (porque sí, se trata precisamente de esto) se juntan y se
multiplican; comprometidas en describir la realidad de la mujer en el sur
americano.
Nosotras (Hortensia Carrasco Santos)
A
espaldas del silencio
tratamos
de atravesar las hendiduras de los muros
de
ignorar el viento acorralado en la ventana.
Indóciles
queremos desprendernos de todo lo que calla
de ese
decir nada que nos corruga y desmorona.
Al
tanteo buscamos rehacernos
dejar
de ser esa luz parda de los cuartos.
Pero la
realidad se nos arrima como una hija enferma
que
encuentra un regazo en nuestra mente
y anda
entre neuronas desganada y repentina.
La violencia hacia las mujeres en América Latina es un fenómeno diario y
“natural”, una práctica habitual, nada reprochable, sino aceptable, tanto por
las mujeres mismas como por sus familias y la sociedad entera. Se espera que
una mujer caiga víctima de violencia en la casa primero por su padre, siendo su
hija, a continuación probablemente por el novio, siendo su novia, y seguramente
por su marido, siendo su mujer.
Mucho más allá de la existencia de organizaciones por su defensa, las latinoamericanas
no cuentan ni con el apoyo de sus propios padres, los que en el peor de los
casos las acusan (“no se puede, ellas habrán hecho algo para que su marido se
haya molestado”) y en el mejor les advierten que lo soporten todo en silencio.
Precisamente este silencio condena e intenta a combatir este Festival,
con la única manera disponible: el Grito. Algunos me comentaron el llamativo
título del festival, ya que este “Grito” sonó en sus oídos griegos excesivo y
de mal gusto. Quizás tengan razón en parte. Sin embargo, no debemos caer en la
trampa. Aquí no se trata de un asunto de estética y así la palabra “grito” no
es nada desmedida. Al contrario, logra lo que es necesario: dice las cosas con
su nombre. Debemos aprender a hablar así y aceptar que los otros digan las
cosas con su nombre sin que nos molestemos.
También debemos explicar y entender lo siguiente: Aquí no se trata de la
emancipación de las mujeres. No se trata de alguna queja o molestia por algo
que no sea respetado, ni siquiera de la lucha por la igualdad de los derechos
entre hombres y mujeres. Además, no debemos enjuiciar teniendo en la mente
nuestros propios criterios o la realidad en Grecia. Muchas cosas quedan todavía
por hacer y resolver en nuestro país, pero algunas cosas por lo menos han sido conseguidas.
Aquí hablamos de países, donde la mujer es tratada como un ser humano inferior.
Y al final, debemos pensar que, mientras nosotros estamos hablando aquí de todo
esto libremente, las mujeres que están haciendo lo mismo en América Latina se juegan
la vida. La mujer que hablara a un público mexicano sobre las historias de
Chávez y Escobedo estaría en peligro a partir del día siguiente.
Lo habitual que es la práctica de la
violencia dentro de una pareja, como también el hecho de que en este movimiento
participen asimismo –en honor suyo– unos cuantos hombres (aunque sean
poquísimos), se muestra en el siguiente poema de Ektor Zetta Ek Balam:
Ni con el pétalo de 1 rosa (Ektor Zetta
Ek Balam)
Ni con el pétalo de 1 rosa…
decía mi abuela paterna
decía mi abuela materna
Por algo lo decían
Yo me hacia como que no entendía
pero a pesar de que entonces la vida
debería ser sueños y juegos
las cosas no eran como las de jugar
a la casita con mis primas
Ni con el pétalo de 1 rosa
Pero si mi padre tenía
1 brazo como de beisbol
1 puño de campeón boxístico
1 pata de futbolista
1 espada de torero
¿Será por eso que odio los deportes?
Ni con el pétalo de 1 rosa
Mi mujer me retaba enloquecida
que la golpeara
Pégame cabrón
Cobarde no te atreves
Ni con el pétalo de 1 rosa
Sería como golpear a las mujeres
que me dieron vida/ cariño/
que me enseñaron a vivir
que me enseñaron a luchar siempre
por ser diferente a los sapiens
que no superan su simiesco origen
Quizás nos parezca imposible, pero en la muy rara ocasión en que la mujer
no cayera víctima de violencia en la casa, se sentiría ignorada y despreciada y
¡le pediría ella misma a su marido que la golpeara!, como fue descrito de
manera realista en el poema anterior. La tradición de la violencia dentro de la
casa, sobre todo en México, tiene raíces profundísimas y podríamos fijar su
procedimiento en la llegada de los colonizadores españoles, los
“conquistadores”, como también del dogma católico. Sin duda, la pobreza, la
depauperación y el analfabetismo son factores que hacen que este fenómeno de
violación sistemática de los derechos humanos se perpetúe.
No obstante, las latinoamericanas tienen que soportar, aparte de la
violencia dentro de su casa, la violencia que encontramos desafortunadamente
por todo el mundo, también en las llamadas “sociedades civilizadas”.
Violaciones, palizas o humillaciones forman parte de un paisaje de violencia horroroso.
Tal como el del poema siguiente de Dinorah Gutiérrez de México:
Eran doce (Dinorah Gutiérrez)
Eran
doce
Eran
doce los años de su infancia
doce de
inocencia
doce
del consuelo en las cosas simples
Eran
doce las palabras de una madre que no hablaba:
“Hija,
pequeña, traviesa, te amo,
cuidado,
te espero,
camina,
tú
puedes,
ahora…”
Eran
doce los sueños de la princesa
la del
espejo de quimeras
la que
se quedó dormida a mitad de la calle
no la
de los cuentos
no la
del libro de principios
Eran
doce los dueños de su sangre,
de su
cuerpo,
de su
ropa,
de sus
besos
de su
tiempo
Eran
doce los plagiarios de pureza
Doce
sonámbulos
delirantes
y le
abatían el espíritu
colgados
de su cadera
Doce
los del cadalso
siempre
al borde del suspenso
derritiendo
los escrúpulos
derribando
los instintos
Eran
doce los años de la princesa
Pero
los suspiros se le fueron con el vicio
Inyectados
con humeante veneno
sustancias
tóxicas
o malos
pensamientos
Eran
doce…
Pero ya
no festejó cumpleaños
la
princesa perdió la cuenta
Como si
todo esto no fuera suficiente, el crimen organizado y la mafia económica juegan
muy a menudo un papel central. Es típico el fenómeno de los “feminicidios” en
la Ciudad Juárez en México, a la cual nos referimos antes. Ahí, según los datos
oficiales, han sido asesinadas 400 mujeres (en realidad son muchas más),
mientras hay miles de las llamadas “desaparecidas”.
No es
ninguna casualidad que las víctimas sean en su mayoría mujeres que trabajen en fábricas,
las llamadas “maquiladoras”, que cierren contratos con empresas multinacionales
extranjeras, un 80% de las cuales son norteamericanas, bajo el control, directo
o indirecto, de los Estados Unidos. Esas mujeres, principalmente entre los 16 y
28 años, pobres y de familias grandes, trabajan bajo condiciones inaceptables,
con un sueldo precario y tienen que viajar largas distancias cada día desde su
casa hasta las maquiladoras, ya que las últimas están en lugares apartados
cerca de las fronteras (por eso es que este fenómeno se nota en zonas
fronterizas como Ciudad Juárez). A las mujeres las encuentran (si las
encuentran en absoluto) desiertas en lugares remotos, violadas, maltratadas y ¡en
la mayoría de los casos, con el rostro quemado para que se haga imposible la
identificación!
Y todo esto, ¿por qué? Pues porque ¡las escenas horribles del maltrato
múltiple se graban y a continuación se hacen películas sádicas, las llamadas “snuff
movies”, que se venden después a redes ocultas! Los autores de estos delitos
son “conocidos-desconocidos” sobre todo para las autoridades de México, las cuales
cierran los ojos a este horror y no ofrecen ningún tipo de protección.
Todo lo contrario, la protección es entonces tarea de la familia de las
trabajadoras, de manera que otro miembro de la familia tiene que acompañarlas
desde la casa hasta su puesto de trabajo y a la inversa. Es muy trágica la
declaración de un padre que una sola vez no acompañó a su hija al trabajo y
aquel día ella no regresó a casa. Será ella también una “desaparecida”.
No
es que quiera obsesionarme (Pilar
Rodríguez Aranda)
No es que quiera obsesionarme
pero cuándo
dejaré de escuchar
noticias absurdas y violentas
(penetración en todos los orificios)
En todos
En todas
Cuándo
dejaré de leer
sobre feminicidios irresueltos
(sospechosos en camionetas negras)
La esperanza ennegrecida
Negro el futuro
Cuándo
dejaré de enterarme
de números y estadísticas
(Más años de cárcel recibe un ladrón
que el asesino de su mujer
si se sospecha que ha sido infiel)
Cuándo
dejaré de conocer
los detalles de sus muertes
(acuchillada 57 veces)
Violada
Torturada
Cuándo
dejaré de alterarme
al imaginar su mirada
su ignorancia y su inocencia
Cuándo
dejaré de creer
que para ser mujer hay que negarse
(no salgas, no vistas, no seas)
que si te atreves a afirmarte
te obligan a callarte
te golpean, te matan
y al final
te culpan
No. No me quiero obsesionar
pero cómo
dejar de pensar
que esos asesinos victoriosos
(que no pueden ser hombres)
existen en la misma superficie
y respiran el mismo oxígeno
Siento que va a caer
una lágrima, pero en vez
bien adentro, algo se endurece
La piedra de la fe, lava
que se enfría
cuando debiera explotar y derretirlo todo
pero para ello, necesitaría un poco más de ternura...
Si no, cómo
podré entonces soltar
esta desesperanza endurecida
para que no me rasgue por dentro
como hicieron con ellas
Todas ellas…
¿Cómo fue que extraviamos
nuestra alma colectiva?
Cuándo… cómo...
pero cuándo
dejaré de escuchar
noticias absurdas y violentas
(penetración en todos los orificios)
En todos
En todas
Cuándo
dejaré de leer
sobre feminicidios irresueltos
(sospechosos en camionetas negras)
La esperanza ennegrecida
Negro el futuro
Cuándo
dejaré de enterarme
de números y estadísticas
(Más años de cárcel recibe un ladrón
que el asesino de su mujer
si se sospecha que ha sido infiel)
Cuándo
dejaré de conocer
los detalles de sus muertes
(acuchillada 57 veces)
Violada
Torturada
Cuándo
dejaré de alterarme
al imaginar su mirada
su ignorancia y su inocencia
Cuándo
dejaré de creer
que para ser mujer hay que negarse
(no salgas, no vistas, no seas)
que si te atreves a afirmarte
te obligan a callarte
te golpean, te matan
y al final
te culpan
No. No me quiero obsesionar
pero cómo
dejar de pensar
que esos asesinos victoriosos
(que no pueden ser hombres)
existen en la misma superficie
y respiran el mismo oxígeno
Siento que va a caer
una lágrima, pero en vez
bien adentro, algo se endurece
La piedra de la fe, lava
que se enfría
cuando debiera explotar y derretirlo todo
pero para ello, necesitaría un poco más de ternura...
Si no, cómo
podré entonces soltar
esta desesperanza endurecida
para que no me rasgue por dentro
como hicieron con ellas
Todas ellas…
¿Cómo fue que extraviamos
nuestra alma colectiva?
Cuándo… cómo...
No hay duda del qué ni del dónde
Aquí y hoy
aquí y hoy
Cuándo
dejaré de sentir
que hoy y aquí
no nos merecemos
Aquí y hoy
aquí y hoy
Cuándo
dejaré de sentir
que hoy y aquí
no nos merecemos
¿Qué podemos hacer nosotros entonces por todo esto?
Primero, participar en el Festival “Grito de Mujer” y sus próximas
organizaciones, en Grecia y otros países. Segundo, hacernos parte de la
protesta y la condena internacional de la violencia hacia las mujeres del modo
que cada cual pueda, por ejemplo por información constante, difusión de
informaciones relevantes, etc. Por último, no
debemos olvidar que la poesía puede convertirse a veces en un medio de lucha,
pero es siempre bálsamo para la herida.
Una madre y tres hijas (Miriam
Krüger)
Una madre y
tres hijas
Una madre que
las arrulla leyendo poesías
Una madre
diferente a las demás
Tres hijas que
son su lucha, su esperanza , su felicidad.
Una madre y
tres hijas van por la vida
Soñando un día
mejor
Una madre que
el trabajo le roba el tiempo
Pero ella
inventa horas para reír y soñar
Tres hijas que
un día se volvieron mujeres
Tres mujeres
muy diferentes
La mayor una
gran ejecutiva, luchando para ser la mejor
La segunda con
magia en las manos para crear vestidos de princesas
La tercera vive
entre las líneas de una poesía que no siempre termina
Una madre que
sin pedirlo se volvió abuela
Y aún guarda la
manía de leer poemas.
Si se calla el cantor (Horacio
Guaraní, Mercedes Sosa)
Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida misma es todo un canto,
si se calla el cantor muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.
Si se calla el cantor se quedan solos
los humildes gorriones de los diarios,
los obreros del puerto se persignan,
quién habrá de luchar por sus salarios.
Qué ha de ser de la vida si el que canta,
no levanta su voz en las tribunas,
por el que sufre, por el que no hay ninguna razón
que lo condene a andar sin manta.
Si se calla el cantor muere la rosa,
de qué sirve la rosa sin el canto,
debe el canto ser luz sobre los campos,
iluminando siempre a los de abajo.
Que no calle el cantor porque el silencio,
cobarde apaña la maldad que oprime,
no saben los cantores de agachadas,
no callarán jamás de frente al crimen.
Que se levanten todas las banderas,
cuando el cantor se plante con su grito,
que mil guitarras desangren en la noche,
una inmortal canción al infinito.
Si se calla el cantor...calla la vida...
Muchísimas gracias.
_____________________________
Enlaces:
-
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-
www.facebook.com/FestivalInternacionaldePoesiaGritodeMujer
Primera publicación en la revista "Cuadernos Áticos", España (https://issuu.com/cuadernoatico/docs/cuadernoatico_2)
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